Existen personas en este mundo que entienden la importancia de la salud en el organismo a la perfección. Saben que es el cuerpo con el que nos movemos, con el que comemos, dormimos, respiramos, caminamos y saltamos. Es con el cuerpo, con el que VIVIMOS. Y ese concepto, por más simple que parezca, es algo que muchas personas (la mayoría) no lo entiende. O entiende cuando el cuerpo le hace un llamado de atención y el médico se lo tiene que recordar. Recien ahí comienzan a tomar los recaudos necesarios y descubren que el cuerpo tiene no una, sino varias zonas o sistemas que no funcionan adecuadamente.
Culturamente en nuestro país (Argentina), como en muchos otros países, está “bien visto” el hecho de comer mucho, comer cualquier cosa, mezclar comidas, salir y tomar mucho alcochol y hasta hace un tiempo atrás, el fumador se sentía en su “derecho” de fumar en cualquier lugar ya que era su hábito y se lo debía respetar. ¿Cual es el resultado de estas costumbres, creencias y hábitos? Obesidad en cantidades que asustan, personas que no están conformes con su cuerpo, ni su salud, ni su condición física. Desmotivación en general, mal humor, colesterol elevado, acidez, gastritis, enfermedades crónicas, entre muchos otros cientos de males. En el caso del alcohol en exceso comas alcohólicos o cirrosis, y con el cigarrillo, cáncer. Entonces, ante este panorama… ¿qué es lo que está bien?
Lo que sucede es que existe un patrón social: es sabido que aceptar y tener un buen comer, nos hace “quedar bien” ya que demostramos aprecio por la comida que nos ofrecen y además demostramos que nos gustan y denotamos una satisfacción. También es cierto que es indispensable variar las comidas. Pero… ¿qué sucede con aquellas personas que llevan una vida más saludable y desean cuidarse? Pues son mal vistas, tomados como asquerosos, delicados, finos o agrandados. Es decir, no tienen buena reputación. Eso es lo que le sucede a quién se cuida en su dieta.
Pero observemos la siguiente gráfica que tenemos en el artículo de óvalo nutricional:
Como podrán ver, en la BASE encontramos principalmente agua, pastas y arroz. Y en la cúspide, encontramos sal, azucares y grasas, lo peor, pero lo que más se consume a diario y ni que hablar en fiestas y eventos. Si prestan atención, son precisamente los elementos que encontramos en la cúspide los primeros que los doctores prohiben ante un caso de falta de salud. PERO son los alimentos que más se suelen consumir a diario en muchas familias.
Sabemos bien que son ricos, pero dañinos.
Es decir, hay muchos valores que en esta sociedad están mal vistos. La alimentación es uno de los peores.
En Argentina hace unos años se promovió la campaña contra el cigarrillo, esperemos que se promueva más adelante y se ponga más en enfasis el tema de la comida. Hace recien solo dos años se adoptó a la obdesidad como una enfermedad a tratar gracias a un programa de televisión. Pero aún faltan muchas cosas por hacer.
El problema que planteo no es solo esta mala cultura, sino lo mucho que debemos padecer quieres elegimos cuidarnos.
– Debemos soportar a diario que nos juzguen o se burlen por beber agua o bebidas para deportistas en lugar de gaseosas o cervezas.
– Debemos ser juzgados y tomados como delicados cuando no comemos comidas grasas o pesadas.
– Siempre que vamos a comer como invitados, no encontramos opciones alternativas ni a la bebida ni a la comida, debemos comer lo mismo que los demás o quedarnos sin comer. Lógicamente que hacer un descuido no nos molesta, pero el solo echo de comer poco les resulta molesto al resto. El cuerpo trabaja mejor cuando se consume solo lo que se necesita. De lo contrario el resto se acumula en forma de grasa.
– Tratamos de mantener nuestros pulmones libres de toxinas saliendo a correr y haciendo ejercicio y debemos soportar que nuestros compañeros de trabajo fumen y nos intoxiquen. No entienden que ellos quieren fumar, pero nosotros no.
En síntesis, además del esfuerzo mental y la motivación inmensa que necesitamos para no tentarnos con la pereza de no hacer nada o la tenacion de comer comidas ricas pero dañinas, debemos lidiar con los falsos prejuicios del entorno.
Es una batalla a diario, y un esfuerzo que no es valorado ni respetado.
Pero quienes lo hacemos, sabemos por qué lo hacemos, los resultados están a la vista:
– No sentimos complejos por nuestro cuerpo. Es es tal como lo queremos, y si no, lo trabajamos un poco más hasta alcanzarlo.
– Nuestra salud rara vez se deteriora (naturalmente nadie es de acero, pero tenemos menor propensión a sufrir enfermedades o en caso de tenerlas, se alcanza una rápida recuperación).
– Los problemas estomacales son inexistentes, la pesades y acidez son inexistentes. Se presentan solo en caso de desarreglos muy anormales.
– Ante un estudio, la presion arterial suele ser la correcta, como asi tambien la cantidad de globulos rojos y blancos en sangre. Los niveles de colesterol malo de seguro son muy bajos.
– Nuestros músculos soportan sin problema las actividades diarias y está preparado para cualquier actividad de la vida cotidiana.
– Tenemos una mayor resistencia en general.
En síntesis, se sabe que el esfuerzo trae la satisfacción. Quienes lo hacemos, en realidad no nos cuesta sacrificio, es ya un estilo de vida que nos gusta llevar y que sabemos por qué lo hacemos. Así que mi consejo para quienes saben de que hablo es: no se detengan, sigan cuidando su salud porque es algo que se disfruta día a día y más se notan los resultados con el paso del tiempo.
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