Algo que día a día crece junto con el mundo es ese sentimiento tan ruin como la envidia. Este pecado capital se encuentra en un impresionante porcentaje de la humanidad. Una enorme cantidad de personas sienten envidia de otra u otras personas de las que desearían poseer ciertas cosas, ya sean bienes materiales o características físicas o sociales.
Desde mi punto de vista, la envidia es una enfermedad, ya que no le permite a la persona sentirse bien. Desea algo con tanto impulso que siente que nada de lo que tiene es suficiente. La persona se siente desganada, triste o enojada (dependiendo de que tipo de envidia se trata).
Un detalle importante a destacar es que la envidia puede presentarse en cualquier situación de la vida cotidiana. Un ejemplo de esto puede suceder cuando una persona cuenta una determinada experiencia a una persona que jamás la vivió antes o no de esa forma. El receptor siente que lo que esta escuchando es sumamente interesante. Siente que le hubiese gustado vivir EL esa situación y comienza a sentir un malestar interior. La envidia se hace presente. Lo primero que intenta hacer es fingir interés cuando en realidad desearía dejar de escucharlo. Y posteriormente atina a desprestigiar aquello que esta contando, tratando de desvalorizar dicha experiencia. Es ahí cuando descubrimos que la persona esta envidiosa. Su intención de agresión intenta generar dos cosas: que el emisor deje de sentirse tan bien y por otro lado, que lo que esta contando no sea más fantástico que alguna de sus experiencias.
Es este caso, hay que tomar en cuenta la reacción de las dos personas. Por un lado, la persona que esta contando la experiencia. Si logra ser afectada por el receptor envidioso, todo el entusiasmo con el que contaba lo pierde y pasa a sentirse mal. Si en cambio, logra notar la envidia de la otra persona, o bien no le importa lo que le digan, será en vano todo lo que le digan y continuara contando su experiencia con el mismo entusiasmo. Aunque puede darse el caso que al notar envidia de la otra parte, se irrite en profundidad con ese receptor envidioso y los lleve a una discusión. Por el otro lado esta la persona envidiosa. Si no se da cuenta que esta cegado por la envidia, se sentirá tan mal que lo único que lo hará sentirse mejor será agredirlo o hablar mal a sus espaldas. Si se da cuenta que esta sintiendo ese sentimiento maligno, debe respirar, tranquilizarse y tratar de eliminar ese sentimiento y reemplazarlo por la alegría ajena.
La envidia no es otra cosa que un síntoma de inferioridad. Si alguien siente envidia de otra persona, no se da cuanta que se siente inferior a esa persona. Entonces, en lugar de sentirse mal, debería tratar de eliminar ese sentimiento tratando de conseguir aquello que envidia.
Pero aunque parezca gracioso, la persona envidiosa no hace nada para tratar de alcanzar a la persona que envidia. Pasa mucho tiempo deseando ser esa persona y no se da cuanta que a la vez, no hace nada por alcanzar eso que envidia.
En distintas etapas de la vida, la envidia se hace presente. Desde los niños que envidian a los amigos que tienen mejores juguetes, en la adolescencia cuando la envidia ya no se trata de bienes materiales sino sentimientos (un caso muy común en las chicas es el de sentir envidia de las chicas mas “lindas” (algo totalmente relativo)), y en la adultez cuando las personas envidian el trabajo o la familia de otras personas.
Naturalmente, la persona envidiosa odia a la persona que envidia.
Los discursos de los envidiosos son carentes de coherencia. Es que pasan horas pensando y creyendo que esa persona no debería poseer lo que tiene y en cambio él sí. En lugar de pensar en alcanzar sus propios objetivos, se la pasan pensando en esa persona que envidian y esperando el momento en que algo les salga mal para disfrutarlo.
Una característica del envidioso es que es una persona sumamente crítica. Trata siempre de derribar cada logro basándose en detalles sumamente laterales y de poca importancia.
Otra característica del envidioso es que es totalmente “negativista”. Niega que siente envidia ante el resto y ante si mismo.
Por esta razón, es que no puede curarse. Porque tanto en esto como en todo, el primer paso para solucionar un problema, es aceptarlo para poder así buscar la solución.
Para la envidia no hay una cura científica. Esta en cada uno encontrarla y lograr que nunca mas se haga presente.
Por esta razón, si alguno de ustedes que leyó esta nota se identifico con las alguna de las situaciones que vive el envidioso, sepan que en algún punto ustedes también sienten (o sintieron) envidia de alguien.
Y ahora que conocen los síntomas de esta enfermedad de mie…, traten de curarse y que nos vuelva a ocurrir.
¡¡Abajo con la envidia!!