He aquí algunas de las lesiones más frecuentes sufridas en la práctica de deportes, su descripción y primeros auxilios.
Al practicar deportes que no hacemos normalmente, cambiar nuestras prácticas o entrenamientos, forzamos al cuerpo a nuevas exigencias y ello aumenta el riesgo de lesión. No es posible eliminar completamente el riesgo de lesiones, pero sí se puede minimizar entrando correctamente en calor y realizando adecuadamente las técnicas de nuestro deporte.
Otro aspecto muy importante es descansar correctamente, tanto entre series como el resto del día. Cuantas más series y repeticiones hagas más tiempo requerirá que el cuerpo recupere sus niveles normales de glucógeno y grasas. Los grupos de músculos grandes requieren más tiempo de recuperación y a medida que mejores tu estado físico necesitarás menos descanso entre seires. No dejes pasar una molestia, toma precauciones antes de que una simple molestia se convierta en lesión.
Primero que nada diferenciemos las dos clases de lesiones que existen: Las lesiones traumáticas causadas por choques, caídas o golpes sufridos durante la práctica o entrenamiento, se conocen como lesiones agudas accidentales. Y las lesiones deportivas crónicas (lesiones deportivas por sobrecarga) suceden como resultado de la repetición de prácticas inadecuadas, lo que va produciendo un microtraumatismo en el organismo que con el tiempo llega a vencer la resistencia del tejido sobrecargado (sea tendón, ligamento, músculo o cualqueir otra parte).
En las lesiones agudas, se produce una rotura instantánea debido a las grandes fuerzas involucradas. En cambio en las lesiones por sobrecarga el dolor aparece sin haber hecho algún movimiento anormal. En los dos casos la lesión se produce por un exceso de fuerza sobre el tejido.
Herida: Lesión aguda causada por un evento traumático, donde algunos tejidos se rompen.
- Cortante: Tiene bordes que coinciden perfectamente, se producen con implementos propios del deporte, vidrios y demás elementos filosos.
- Abrasiva: Causada por fricción con una superficie áspera, generalmente afecta solo a nivel de la piel. También se las llama escoriaciones o raspones.
- Contundente: Producida por impacto directo de objetos no filosos como postes, piedras o partes del cuerpo permitidas en deportes de contacto.
- Punzante: Es provocada por objetos con punta como varillas, clavos, objetos deportivos.
Los primeros auxilios para una herida consisten en lavar la zona con agua limpia, jabón y gaza. Se debe abrir la herida y limpiar con gaza estéril de arriba hacia abajo y de adentro hacia afuera. Aplicar un desinfectante (alcohol, agua oxigenada, iodopovidona). Aislar la herida del medio ambiente con gaza limpia o apósito (“curita”). Hay que evitar que la suciedad entre en contacto con la herida, limpiarla lo antes posible, desinfectarla y cubrirla para evitar una infección.
Contusión: Patología trumática-inflamatoria. Sus consecuencias dependen del lugar donde se haya recibido el golpe. Zonas delicadas pueden requerir una evaluación médica.
Sus síntomas son dolor, calor, hinchazón, enrojecimiento y entumecimiento, todos signos de un proceso inflamatorio. Su tratamiento consiste en la inmediata aplicación de frío (hielo) para disminuir la hinchazón y edema. Al reducir la sensibilidad de la zona bajando su temperatura, tambien disminuye el dolor.
Distensión: Se produce al sobrepasar el límite de elasticidad de un músculo, estirando algunas de sus fibras, pero sin llegar a romperlas. Se manifiesta por un dolor súbito, aunque la molestia puede ser soportada e incluso continuar con la actividad. Su recuperación es rápida, en pocos días.
Contractura: Contracción involuntaria y dolorosa de un músculo producida por una irrigación insuficiente del músculo. Esto puede ser a causa de un sobreesfuerzo, realización de ejericio intenso sin un período de recuperación suficiente, desequilibrio hidro-electrolítico, uso de vendajes o accesorios elásticos que dificulten la circulación. El tratamiento consiste en aplicar calor, estirar suavemente y dar masajes para mejorar la circulación.
Desgarro: Ruptura de las fibras que componen un músculo. Puede ser una lesión grave si se dañan muchas fibras. Sus síntomas son dolor repentino, agudo e intenso. Suele presentarse un hematoma postraumático. El tratamiento consiste en el método que se abrevia como HICER (HIelo, Compresión, Elevación y Reposo) que puedes hallar al final de éste artículo. (Más información en Desgarro Muscular)
Esguince: También se lo llama torcedura. Es causada por un movimiento brusco que supera los límites de movilidad de una articulación, causando un daño en los ligamentos. Las fibras del ligamento pueden estirarse, romperse parcialmente o romperse totalmente, lo que define la gravedad del esguince. Sus síntomas son dolor, inflamación, calor, dificultad o incluso imposibilidad de movimiento de la articulación, dependiendo de la gravedad del esguince. Puede producirse un hematoma. Su tratamiento empieza con el método HICER, puede requerir inmovilización con un yeso o bota e incluso en algunos casos requiere cirujía.
Luxación: Desplazamiento de los huesos fuera de la articulación, generalmente a causa de un fuerte traumatismo, una mala caída o movimiento forzado y antinatural. Éste desplazamiento solo es posible al producirse lesiones en la zona que rodea la articulación: superficies
cartilaginosas, ligamentos, tendones, cápsula, músculos, nervios, vasos. Sus síntomas son dolor intenso, incapacidad de movimiento y deformidad de la articulación, posición anormal de la misma debido al desplazamiento de los huesos. Los primeros auxilios consisten en inmovilizar la articulación en la posición que haya quedado. JAMÁS se debe intentar recolocarla porque pueden producirse daños neurovasculares que dejen secuelas. Aplicar frío (hielo) y concurrir inmediatamente a un hospital para que la articulación sea puesta en su lugar por un especialista y realizar los estudios para saber cuán extenso es el daño. Si la articulación vuelve sola a su posición, vendar suavemente (no muy apretado).
Fractura: Rotura, fisura o astillamiento de un hueso. Sus síntomas son incapacidad de movimiento, dolor repentino, localizado e intenso, edema e inflamación, puede haber o no deformación de la zona, suele escucharse el crujido al romperse el hueso. La fractura puede ser cerrada en cuyo caso no hay indicios externos, la piel se mantiene intacta. Fractura abierta, la piel se rompe y deja expuesto el hueso, ésta fractura es grave por el peligro de infección y pérdida de sangre que conlleva. Fractura complicada, los fragmentos de hueso dañan otros órganos, como vasos sanguíneos, nervios importantes, médula, etc. Una fractura complicada puede ser tanto abierta como cerrada. El tratamiento es inmovilización inmediata con tablas, férula, cabestrillo o lo que haya a mano y traslado a un hospital. Si la fractura es abierta cubrir la herida y contener el sangrado. JAMÁS mover al herido sin haber inmovilizado la fractura. Ante la sospecha de fractura, tomar las precauciones como si el herido estuviera fracturado.
Las primeras 24 horas luego de producirse una lesión son críticas ya que determinan el grado que alcanzará la lesión y el tiempo que tardará en recuperarse. Ni bien tiene lugar la lesión el lugar se inflama, enrojece y levanta temperatura. Éste es el inicio del proceso de recuperación y lo primero que se debe hacer es reducir la inflamación. Para ello puede recordar el siguiente método: HICER que se refiere a HIelo, Compresión, Elevación, Reposo.
Hielo: Para disminuir el metabolismo de la zona afectada y frenar la inflamación conviene bajar su temperatura. Ésto se hace aplicando agua fría o hielo envuelto en una tela.
Compresión: Al comprimir la zona se evita la acumulación de fluidos causada por la hinchazón y las hemorragias. Se realiza colocando una venda elástica, el vendaje debe ser cómodo y no apretar demasiado, para permitir a correcta circulación sanguínea.
Elevación: Para drenar los fluidos producidos por la inflamación se aconseja elevar y mantener suspendida la zona afectada por encima del nivel del corazón.
Reposo: Es necesario el reposo para la recuperación, porque aunque el dolor se vaya el daño de la lesión sigue estando. Como mínimo se debe reposar las primeras 24 a 48 horas, protegiendo la lesión de posibles daños. Algunos entrenan aún estando lesionados, esto no es bueno porque la inflamación puede aumentar y traerte más complicaciones. Lo mejor para comenzar a recuperarse es el reposo.